Cáncer de hígado

Visión general

El cáncer de hígado es un tipo de cáncer que comienza en el hígado (este es un órgano del tamaño de una pelota de rugby que se encuentra en la parte superior derecha del abdomen, debajo del diafragma y sobre el estómago).

El hígado tiene una amplia gama de funciones, como la desintoxicación de diversos metabolitos, el control de los carbohidratos y el metabolismo de las grasas, la descomposición de los glóbulos rojos, la síntesis de proteínas plasmáticas, la producción de hormonas y la producción bioquímica necesaria para la digestión.

Puede ser importante señalar que es un órgano vital y es compatible con casi todos los demás órganos del cuerpo. Debido a su ubicación estratégica y funciones multidimensionales, el hígado también es propenso a muchas enfermedades y puede conducir a mejores condiciones para el desarrollo del cáncer en este órgano.

Los cánceres de hígado generalmente comienzan en los hepatocitos, pero también hay otros tipos de cáncer de hígado, como el colangiocarcinoma intrahepático y el hepatoblastoma, que son mucho menos comunes.

Tipos de cáncer de hígado

Los médicos dividen el cáncer de hígado en cinco tipos:

  • Carcinoma hepatocelular: este es el cáncer de hígado más común
  • Colangiocarcinoma intrahepático
  • Angiosarcoma
  • Hemangiosarcoma
  • Hepatoblastoma

Factores de riesgo

Una serie de factores pueden aumentar el riesgo de cáncer de hígado. Algunos factores de riesgo se pueden manejar, por ejemplo, dejar de fumar, pero otros factores no se pueden controlar, como los antecedentes familiares.

Los factores de riesgo para el cáncer de hígado incluyen:

  • Género masculino
  • Hepatitis viral crónica (B/C)
  • Cirrosis
  • Obesidad
  • Diabetes tipo II
  • Ciertas enfermedades raras (enfermedades por almacenamiento de glucógeno, enfermedad de Wilson, etc.)
  • Aflatoxinas (sustancias causantes de cáncer producidas por un hongo)
  • Cloruro de vinilo y dióxido de torio
  • Esteroides anabólicos
  • Arsénico
  • El consumo de tabaco
  • Historia familiar

Signos y síntomas

A menudo, es difícil detectar temprano el cáncer de hígado porque los signos y síntomas frecuentemente no aparecen hasta que se encuentra en sus últimas etapas. Los tumores hepáticos pequeños son difíciles de detectar en un examen físico. Para cuando se pueda sentir un tumor es posible que ya sea bastante grande.

Algunos síntomas pueden ser:

  • Perder peso sin intentarlo
  • Pérdida de apetito
  • Dolor abdominal superior
  • Náuseas y vómitos
  • Debilidad general y fatiga
  • Hinchazón abdominal
  • Decoloración amarilla de la piel y el blanco de los ojos (ictericia)
  • Heces blancas, calcáreas

Prognosis

Cuando el cáncer aún está confinado al hígado, en los cánceres de las etapas I, II y algunos estadios de la etapa III, la tasa de supervivencia relativa de 5 años para las personas con cáncer de hígado localizado es aproximadamente del 30.5%.

En el caso de que el cáncer haya crecido hacia los órganos cercanos o se haya diseminado a los ganglios linfáticos cercanos, incluidos los cánceres en estadios IIIC e IVA, la tasa de supervivencia a 5 años es muy baja, alrededor del 10%. Siempre que el cáncer se haya diseminado a órganos o tejidos distantes ―etapa IVB―, la tasa de supervivencia relativa a 5 años para el cáncer de hígado en etapa distante es más o menos del 3%.

La alta mortalidad de este tipo de cáncer se puede explicar debido a la importancia prominente del hígado en términos de control del metabolismo y también de desintoxicación general. Puede ser importante señalar que cuando el cáncer de hígado se combina con otras enfermedades, como la hepatitis o la cirrosis, las posibilidades de sobrevivir son aún menores.

Diagnóstico de cáncer de hígado

IMPORTANTE: EL DIAGNÓSTICO PRECOZ DEL CÁNCER ES DE VITAL IMPORTANCIA DEBIDO A QUE UN CÁNCER DIAGNOSTICADO EN UNA ETAPA TEMPRANA ―ANTES QUE HAYA CRECIDO DEMASIADO O SE HAYA PROPAGADO A OTRAS ZONAS DEL CUERPO―, TIENE MAYOR PROBABILIDAD DE SER TRATADO CON ÉXITO. POR CONTRA, SI EL CÁNCER SE HA DISEMINADO A OTROS ÓRGANOS, SU TRATAMIENTO SE HACE MÁS DIFÍCIL, Y GENERALMENTE LA PROBABILIDAD DE SUPERVIVENCIA ES MUCHO MÁS BAJA.

Como se muestra en el cuadro a continuación, en el cáncer de hígado, al igual que en muchos otros cánceres, la mortalidad es sustancialmente mayor en pacientes cuya enfermedad se diagnostica en una etapa tardía o se ha propagado a otros órganos.

Fuente: Programa SEER (del inglés, Surveillance, Epidemiology and End Results) del Instituto Nacional del Cáncer de los EE.UU.

Estado del arte

Durante años, las técnicas de imagen, las biopsias y los análisis de sangre han estado a la vanguardia del diagnóstico de cáncer. Desafortunadamente, estos procedimientos son intrínsecamente limitados. En primer lugar, el riesgo adicional y el estrés asociado con la biopsia pueden ser difíciles para los pacientes. En segundo lugar, el hígado está cubierto por la caja torácica derecha y, por lo tanto, es difícil aplicar las técnicas de imagen. En tercer lugar, los análisis de sangre presentes en la actualidad no son lo suficientemente precisos para determinar la presencia del cáncer de hígado. Finalmente, todos estos procedimientos agregan costos significativos a lo largo del tratamiento.

Además, la biopsia hepática es un método invasivo que permite un pronóstico adecuado de la enfermedad, pero tiene algunas complicaciones, y solo debe realizarse en individuos seleccionados: con alto riesgo de esteatohepatitis o riesgo de fibrosis de laboratorio o enfermedad clínica u otra enfermedad hepática coexistente.